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viernes, 12 de julio de 2013

Una relación de pacto

Es porque el Espíritu Santo está aquí en la tierra y a tu lado que retienes tu sanidad o liberación que has recibido. Es por esto que Jesús pudo regresar al cielo, y aún así tu puedes saber cómo mantener una relación íntima con el Espíritu Santo, escucha las palabras del gran profeta Hageo:
«Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto,  así mi Espíritu estará en medio de vosotros,  no temáis.» (Hageo 2:5)
Cuando le pides al Hijo de Dios que venga a tu corazón, estás haciendo un pacto personal con Dios. Y no es una conversación unilateral. Dios también hace un acuerdo o un «pacto» contigo. Así es como él ha obrado siempre.
El Padre inició pactos con Adán, Noé, Abraham, Isaac, David, y muchos otros. Pero tal como Dios buscó entrar en acuerdo, también la humanidad buscó a Dios. Esto es lo que descubrimos con Jacob, Josué, Salomón y los israelitas.
Cuando los israelitas confesaron sus pecados a Dios, dijeron:
«Ahora pues,  Dios nuestro,  Dios grande,  fuerte,  temible,  que guardas el pacto y la misericordia,  no sea tenido en poco delante de ti todo el sufrimiento que ha alcanzado a nuestros reyes,  a nuestros príncipes,  a nuestros sacerdotes,  a nuestros profetas,  a nuestros padres y a todo tu pueblo,  desde los días de los reyes de Asiria hasta este día.
Y se multiplica su fruto para los reyes que has puesto sobre nosotros por nuestros pecados,  quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos,  y sobre nuestros ganados,  conforme a su voluntad,  y estamos en grande angustia.» (Nehemías 9:32,37)
Entonces Nehemías le dijo al Señor:
«A causa,  pues,  de todo esto,  nosotros hacemos fiel promesa,  y la escribimos,  firmada por nuestros príncipes,  por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes.» (Nehemías 9:38)
Este pacto fue firmado por no menos de ochenta y cuatro líderes quienes se comprometieron «bajo pena de maldición, y bajo juramento, guardar y cumplir los mandamientos, ordenanzas y estatutos que Dios nos dio por medio de su siervo Moisés» (10:29. B.D).
Los pactos con Dios se ratificaban por una variedad de acciones que incluían quedarse (Esdras 10:14), quitarse un zapato (Rut 4:7-11), comer juntos (Génesis26:30), erigir un monumento (Génesis 31:45-53) y hacer un juramento (Josué2:12-14).
Quizás el pacto más importante de todos es el que Dios hizo contigo mediante su Hijo cuando Él:
«Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo,  el gran pastor de las ovejas,  por la sangre del pacto eterno,» (Hebreos 13:20)
¡Una palabra de advertencia!
Pero tal como Dios tiene un pacto concerniente a tu salvación, tú puedes hacer un voto o un juramento con Dios que trate con tus necesidades personales. Yo he hecho varios compromisos con Dios, y yo creo que Dios reconoce la sinceridad de un compromiso cuando declaras categóricamente lo que estás dispuesto a hacer en respuesta a sus bendiciones.
Un hecho es obvio: el antiguo Testamento está lleno de pactos que agradan a Dios. ¿Y por qué es eso importante para ti? Porque Dios obra por pactos y mediante pactos, y tú puedes entrar en un pacto con él concerniente a cualquier necesidad especial. Encontrarás que el Padre está más que dispuesto a guardar su palabra.
Yo he llegado a creer que el Espíritu Santo entra en tu vida como el resultado del pacto eterno que Dios hizo contigo concerniente a tu salvación. Él es el mensajero de Dios –y de Cristo– para ti desde ese momento en adelante. Y ese acuerdo es para tomarlo en serio. ¡Recuerda lo que pasó a Sansón!. Dalila, después de lograr que le afeitaran la cabeza mientras él dormía, gritó:
«Y le dijo:  ¡Sansón,  los filisteos sobre ti!  Y luego que despertó él de su sueño,  se dijo:  Esta vez saldré como las otras y me escaparé.  Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él.» (Jueces 16:20)
Quien se había apartado era el mismo «Espíritu de Jehová» que «vino sobre él» anteriormente (Jueces 15:14).
¿Puedes imaginar que estuvieras en esa situación? Tú piensas que estás lleno, pero no lo estás. Crees que estás ungido, pero el Espíritu se ha ido. Sansón estaba totalmente ignorante de que él había traicionado su llamamiento y su pacto con Dios. Él creía que todavía tenía fuerza, pero el Espíritu se había ido de su vida.
La misma cosa le pasó a Saúl. El Señor rechazó a Saúl como rey porque «se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras» (1 Samuel 15:11). No sólo el Espíritu dejó al rey, sino que algo mucho peor ocurrió: «El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová» (1 Samuel 16:14).
Tomado del Libro "Buenos días Espíritu Santo" de Benny Hinn
Te regalo una bella canción de Thalles Roberto y Gabriela Rocha "Nada Além de "Nada Além de Tí".

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