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miércoles, 3 de julio de 2013

El Espíritu Santo nunca deja de obrar

Desde el día de pentecostés el Espíritu Santo comenzó su obra en la tierra, y esta nunca ha parado. ¡Nunca!, es increíble cómo intervino él en la vida de Pedro. Mientras oraba en la azotea de una casa, Dios le dio una visión:
«Y mientras Pedro pensaba en la visión,  le dijo el Espíritu:  He aquí,  tres hombres te buscan.
Levántate,  pues,  y desciende y no dudes de ir con ellos,  porque yo los he enviado.
Hechos 10:19-20»
Los tres hombres de los cuales el Espíritu le habló fueron enviados por Cornelio, un hombre temeroso de Dios, centurión de la compañía «la italiana». Este, también había tenido una visión:
«Este vio claramente en una visión,  como a la hora novena del día,  que un ángel de Dios entraba donde él estaba,  y le decía:  Cornelio.
El,  mirándole fijamente,  y atemorizado,  dijo:  ¿Qué es,  Señor?  Y le dijo:  Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios.
Envía,  pues,  ahora hombres a Jope,  y haz venir a Simón,  el que tiene por sobrenombre Pedro.»
Pero no era el ángel el que hablaba. Era el Espíritu hablando mediante el ángel, ¿por qué lo sabemos? Porque «el Espíritu dijo… yo los he enviado» (Hechos 10:19-20).
El Espíritu Santo es una persona activa. Él nuca cesa de obrar, él enviará un ángel a ti si eso es lo que necesitas. Lo que pasa en la tierra es obra del Espíritu, él es el representante del Padre y del Hijo.
En la casa de Cornelio, Pedro predicó sobre la muerte, sepultura y resurrección de Cristo:
«Mientras aún hablaba Pedro estas palabras,  el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso.» (Hechos 10:44)
Y los creyentes que habían venido con él
«…se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.
Porque los oían que hablaban en lenguas,  y que magnificaban a Dios.» Hechos 10:45-46
Pedro predicó primero, porque la palabra viene primero, el mensaje de Cristo tiene la preeminencia. El evangelio es el fundamento para todo lo que Dios el Espíritu Santo fue enviado a hacer.
El Espíritu Santo está interesado en tu vida -  aún en tu futuro- Él desea guirarte, protegerte, aún advertirte de las cosas que están por venir. Mira lo que pasó con Bernabé cuando fue a la gran ciudad de Antioquía. Como medio millón de persona vivían allí en aquellos tiempos. Por un año entero Bernabé y Saulo enseñaron a mucha gente en aquella iglesia creciente.
«En aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía.
Y levantándose uno de ellos,  llamado Agabo,  daba a entender por el Espíritu,  que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada;  la cual sucedió en tiempo de Claudio.
Entonces los discípulos,  cada uno conforme a lo que tenía,  determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea;»
¡Cuán cerca estaba el Espíritu en sus vidas diarias! Él reveló que una sequía se acercaba y así les permitió que se prepararan para el hambre que de hecho vino. El Espíritu es una persona y él está profundamente interesado en la gente, Él sabe lo que está pasando en tu vida y tiene gran interés en ti.

EL ESPÍRITU Y EL MAGO
¿No es tiempo de que dejes al Espíritu ordenar tus pasos? ¿por qué planear tu propio curso cuando él conoce cada pulgada del camino que tienes por delante, cada curva peligrosa, cada hoyo? Eso fue lo que los cristianos aprendieron en Antioquía.
«Ministrando éstos al Señor,  y ayunando,  dijo el Espíritu Santo:  Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.» (Hechos 13:2)
Ellos respondieron inmediatamente, y entonces
«Ellos,  entonces,  enviados por el Espíritu Santo,  descendieron a Seleucia,  y de allí navegaron a Chipre.» (Hechos 13:4)
Los discípulos estaban haciendo la obra del Padre, pero ¿quién los envió? Ellos recibieron instrucciones directas del Espíritu Santo. Aún les dio poder sobre un falso profeta.
Elimas era un hechicero y mago judío. Él trató de detener lo que el poder de Dios estaba haciendo en Chipre.
«Entonces Saulo,  que también es Pablo,  lleno del Espíritu Santo,  fijando en él los ojos, dijo:  ¡Oh,  lleno de todo engaño y de toda maldad,  hijo del diablo,  enemigo de toda justicia!  ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor?» (Hechos 13:9-10)
¡Qué acusación!, de hecho el Espíritu Santo se encontraba tan poderosamente en Pablo que le dijo al mago que se quedaría ciego. Y así fue. Y como resultado directo la gente comenzó a volverse a Cristo
«Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia.
Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.» (Hechos 13:49-52)
Después de todo lo que hemos dicho nos asalta una sencilla pregunta: ¿Debo dejar que el Espíritu Santo haga todas las decisiones cuando tengo una mente mía propia? Claro que sí, lo que tiene lógica para ti también lo tiene para el Espíritu Santo:
«Porque ha parecido bien al Espíritu Santo,  y a nosotros,  no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias:» (Hechos 15:28)
Cuando algo está bien será confirmado por el Espíritu Santo y sabrás qué decisión tomar.
EL MENSAJE Y EL MENSAJERO
Si el Espíritu Santo fue tan necesario para Cristo, también tiene que ser lo mismo para ti y para mí.
Jesús nació del Espíritu, fue ungido por el Espíritu, echó fuera demonios por el Espíritu, recibió su plenitud por el Espíritu e hizo milagros por el Espíritu. Y fue por el Espíritu Santo que él enseñó, dio mandamientos, dio poder y gobernó la iglesia, se ofreció a sí mismo en la cruz, y fue resucitado.
«¿cuánto más la sangre de Cristo,  el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios,  limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?» (Hebreos 13:9)
El mismo Espíritu que fue esencial para la obra terrenal de Cristo, es necesario para ti y para mi, Él es indispensable.
Tu experiencia de salvación se basa en Cristo, la cruz y tu confesión. ¿Pero cómo recibiste la realidad de tu regeneración? ¿Cómo sabes que tu corazón ha sido limpiado? Eso, es la obra del Espíritu Santo. Es el Espíritu del Señor quien pone el mensaje en tu misma alma. Tu no puedes encontrar palabras adecuadas para describirlo o explicarlo, pero sabes que es tan válido como la vida misma.
Si esa realidad es tan fuerte, tan profunda y tan personal, entonces ¿Cuán real es el que la da? Es una persona significativa. ¿Cuán real tiene que ser el mensajero cuando el mensaje es tan real?

El Espíritu Santo anhela una relación personal continua contigo. El desea hacer una entrada –una entrada poderosa- en tu vida.

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