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martes, 9 de julio de 2013

La obra de la Deidad

¿«Debilidad»? O ¿«voluntad»?
Comencemos con este hecho acerca de la Deidad: lo que es cierto de uno no necesariamente se aplica a los tres. A veces son diferentes, aún en la manera en que Ellos se mueven y en la manera en que Ellos hablan. Ya hemos discutido el hecho de que los miembros de la Deidad son personas distintas –sin embargo, los tres son Uno. Pero en cuanto a lo que respecta a la relación y a la comunicación personal con «Dios», un entendimiento del Padre, del Hijo y del Espíritu es esencial.
Cada vez que tu veas a Dios obrar, lo ves como un Dios. Pero comienzas a ver alguna distinción en la manera que piensan y actúan las personas de la Deidad.
Por ejemplo, Cuando el pueblo judío bajo el Antiguo Pacto voluntariamente y a sabiendas pecó delante del Padre ¿Recuerdas lo que pasó? La Escritura dicen que fueron muertos o castigados.
Pero Cristo el Hijo trató de otra manera con aquellos que deliberada y voluntariamente pecaron. Por ejemplo: Considera a los fariseos. ¿los mató Cristo? ¡No! Él los reprendió.
Tú dices: «yo siempre creí que Cristo perdonó a todos». La Escritura no dice si Jesús a los Fariseos por sus pecados o no. Sin embargo, el perdonó al criminal en la cruz cuando clamó de corazón, «¡acuérdate de mí cunado vinieres en tu reino!»
No malentiendas. Dios el Padre perdonó, pero también mató o castigó a aquellos que rehusaron cesar de rebelarse contra Él. Dios el Hijo, sin embargo, respondió de otra manera, En vez de matar o juzgar al pecador voluntario, él simplemente lo reprendió.
Tú preguntas: «¿pero qué sobre el Espíritu Santo?» ¿Cuál es su respuesta a la persona que a sabiendas, deliberadamente peca?» Él reacciona totalmente diferente que el Padre y que el Hijo. El Espíritu no los quita o reprende –él los convence de culpa y retira el poder de su presencia.
¿A quién debo recurrir?
La Trinidad, como hemos visto, se compone de tres personas distintas y únicas. Pero necesitas entender Su Unidad. –que son Uno. Es esencial que reconozcas que la unidad lo abraza todo, de la que estamos hablando está conectada a la obra de la Deidad.
La palabra expresa claramente que hay diferencias  -diversidades- de administración en la Deidad, aunque ellos son uno. Nota cómo lo explicó Pablo a la iglesia en Corinto:
«Y hay diversidad de ministerios,  pero el Señor es el mismo.
Y hay diversidad de operaciones,  pero Dios,  que hace todas las cosas en todos,  es el mismo.» (1 Corintios 12:5-6)
Y entonces el escribe;
«Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.» (1Corintios 12:7 )
Pablo estaba presentando la obra de la Deidad, el explicó que el Señor Jesús es el administrador, el Padre el operador, y el Espíritu Santo es el manifestador, ahora, esa es una de las pocas veces en la palabra donde Jesús se menciona primero y el Padre de segundo en el orden de reconocimiento.
Pero vamos a ponerlos de nuevo en el orden «usual» de la Escritura. ¿Cuál es la obra principal del Padre? Él opera. ¿ y qué sobre el Hijo? Él administra la operación del Padre. Y Él Espíritu Santo manifiesta la administración de esa operación.
Si tú necesitas vida, ¿a quién te vuelves? Tu miras al Padre porque él es el dador de toda buena dádiva y de todo don perfecto:
«Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto,  del Padre de las luces,  en el cual no hay mudanza,  ni sombra de variación.» (Santiago 1:17)
Tu dirás: «yo pensaba que mirábamos a Jesús». No. La Fuente es el Padre. Pero el Dador de esa fuente es Cristo. Y el Poder de la fuente es el Espíritu Santo.
Así que, cuando tú necesitas vida, esto es lo que sucede. Miras a Dios el Padre y dices: «Padre, ¡dame vida!» o sanidad o liberación. Tú ves, Dios es la fuente de eso.
«Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre,  lo haré,  para que el Padre sea glorificado en el Hijo.» (Juan 14:13)
 Aún cuando te acercas a Dios mediante su Hijo, todavía es el Padre a quién le pides el don. Y tu petición va mediante el Hijo al Padre.
¿Cómo viene ese don? Digamos que tu petición es por sanidad. Dios el Padre –recuerda ahora que Dios existe en tres personas –mira a Dios el Hijo y dice, «sánalo, por favor»
Cristo da la sanidad. ¿Por qué? Porque ese es la función del administrador. La misma palabra administrar quiere decir ministrar o servir. Así que el Padre entrega la sanidad al Hijo, y el Hijo te la transfiere a ti.
¿Puedes verte a ti mismo extendiéndote para recibir la sanidad y hallando que por alguna razón está fuera de tu alcance? Extiendes los brazos hasta donde puedes, pero el don parece más allá de tu alcance. Tan cerca que está y, sin embargo, tan lejos que parece. ¿Qué ha pasado? ¿Qué falta? Es aquí donde la obra del Espíritu Santo entra en la escena. Él se presenta a sí mismo para manifestar la sanidad que fue provista por Dios y transferida por su Hijo.
Es el Espíritu quien completa el proceso de sanidad.
Tomado del Libro "Buenos días Espíritu Santo" de Benny Hinn

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