Desde el día de pentecostés el Espíritu
Santo comenzó su obra en la tierra, y esta nunca ha parado. ¡Nunca!, es increíble cómo intervino él
en la vida de Pedro. Mientras oraba en la azotea de una casa, Dios le dio una
visión:
«Y
mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo
el Espíritu:
He aquí, tres hombres te buscan.
Levántate, pues,
y desciende y no dudes de ir con ellos,
porque yo
los he enviado.
Hechos
10:19-20»
Los tres hombres de los cuales el Espíritu le habló
fueron enviados por Cornelio, un hombre temeroso de Dios, centurión de la
compañía «la italiana». Este, también había tenido una visión:
«Este
vio claramente en una visión, como a la
hora novena del día, que un
ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía:
Cornelio.
El, mirándole fijamente, y atemorizado, dijo:
¿Qué es, Señor? Y le dijo:
Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios.
Envía, pues,
ahora hombres a Jope, y haz venir
a Simón, el que tiene por sobrenombre
Pedro.»
Pero no era el ángel el que hablaba. Era
el Espíritu hablando mediante el ángel, ¿por
qué lo sabemos? Porque «el Espíritu dijo… yo los he enviado» (Hechos 10:19-20).
El
Espíritu Santo es una persona activa. Él nuca cesa de obrar, él enviará un
ángel a ti si eso es lo que necesitas. Lo que pasa en la tierra es obra del
Espíritu, él es el representante del Padre y del Hijo.
En la
casa de Cornelio, Pedro predicó sobre la muerte, sepultura y resurrección de
Cristo:
«Mientras
aún hablaba Pedro estas palabras, el
Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso.» (Hechos 10:44)
Y los creyentes que habían venido con él
«…se
quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del
Espíritu Santo.
Porque
los oían que hablaban en lenguas, y que
magnificaban a Dios.»
Hechos 10:45-46
Pedro predicó primero, porque la palabra viene primero, el
mensaje de Cristo tiene la preeminencia. El evangelio es el fundamento para
todo lo que Dios el Espíritu Santo fue enviado a hacer.
El
Espíritu Santo está interesado en tu vida -
aún en tu futuro- Él desea guirarte, protegerte, aún advertirte de las cosas
que están por venir. Mira lo que pasó con Bernabé cuando fue a la gran ciudad
de Antioquía. Como medio millón de persona vivían allí en aquellos tiempos. Por
un año entero Bernabé y Saulo enseñaron a mucha gente en aquella iglesia
creciente.
«En
aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía.
Y
levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que vendría una gran hambre en toda la tierra
habitada; la cual sucedió en tiempo de
Claudio.
Entonces
los discípulos, cada uno conforme a lo
que tenía, determinaron enviar socorro a
los hermanos que habitaban en Judea;»
¡Cuán
cerca estaba el Espíritu en sus vidas diarias! Él reveló que una sequía se
acercaba y así les permitió que se prepararan para el hambre que de hecho vino.
El Espíritu es una persona y él está profundamente interesado en la gente, Él
sabe lo que está pasando en tu vida y tiene gran interés en ti.
EL
ESPÍRITU Y EL MAGO
¿No
es tiempo de que dejes al Espíritu ordenar tus pasos? ¿por qué planear tu
propio curso cuando él conoce cada pulgada del camino que tienes por delante,
cada curva peligrosa, cada hoyo? Eso fue lo que los cristianos aprendieron en
Antioquía.
«Ministrando éstos al Señor, y ayunando,
dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a
que los he llamado.» (Hechos 13:2)
Ellos
respondieron inmediatamente, y entonces
«Ellos, entonces,
enviados
por el Espíritu Santo,
descendieron a Seleucia,
y de allí navegaron a Chipre.» (Hechos 13:4)
Los discípulos estaban haciendo la obra
del Padre, pero ¿quién los envió?
Ellos recibieron instrucciones directas del Espíritu Santo. Aún les dio poder
sobre un falso profeta.
Elimas era un hechicero y mago judío. Él trató
de detener lo que el poder de Dios estaba haciendo en Chipre.
«Entonces
Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo,
fijando en él los ojos, dijo:
¡Oh, lleno de todo engaño y de
toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos
del Señor?» (Hechos 13:9-10)
¡Qué acusación!, de hecho el Espíritu Santo se encontraba tan poderosamente en
Pablo que le dijo al mago que se quedaría ciego. Y así fue. Y como resultado
directo la gente comenzó a volverse a Cristo
«Y la
palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia.
Y los
discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.» (Hechos 13:49-52)
Después de
todo lo que hemos dicho nos asalta una sencilla pregunta: ¿Debo dejar que el
Espíritu Santo haga todas las decisiones cuando tengo una mente mía propia?
Claro que sí, lo que tiene lógica para ti también lo tiene para el Espíritu
Santo:
«Porque
ha
parecido bien al Espíritu Santo, y a
nosotros,
no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias:» (Hechos
15:28)
Cuando algo está bien será confirmado por
el Espíritu Santo y sabrás qué
decisión tomar.
EL
MENSAJE Y EL MENSAJERO
Si el
Espíritu Santo fue tan necesario para Cristo, también tiene que ser lo mismo
para ti y para mí.
Jesús
nació del Espíritu, fue ungido por el Espíritu, echó fuera demonios por el
Espíritu, recibió su plenitud por el Espíritu e hizo milagros por el Espíritu.
Y fue por el Espíritu Santo que él enseñó, dio mandamientos, dio poder y
gobernó la iglesia, se ofreció a sí mismo en la cruz, y fue resucitado.
«¿cuánto
más la sangre de Cristo, el cual
mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras
muertas para que sirváis al Dios vivo?» (Hebreos 13:9)
El mismo Espíritu que fue esencial para la obra terrenal
de Cristo, es necesario para ti y para mi, Él es indispensable.
Tu
experiencia de salvación se basa en Cristo, la cruz y tu confesión. ¿Pero cómo
recibiste la realidad de tu regeneración? ¿Cómo sabes que tu corazón ha sido
limpiado? Eso, es la obra del Espíritu Santo. Es el Espíritu del Señor quien
pone el mensaje en tu misma alma. Tu no puedes encontrar palabras adecuadas
para describirlo o explicarlo, pero sabes que es tan válido como la vida misma.
Si
esa realidad es tan fuerte, tan profunda y tan personal, entonces ¿Cuán real es
el que la da? Es una persona significativa. ¿Cuán real tiene que ser el
mensajero cuando el mensaje es tan real?
El
Espíritu Santo anhela una relación personal continua contigo. El desea hacer
una entrada –una entrada poderosa- en tu vida.
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