Si
deseas que la unción del Espíritu Santo llegue a ser evidente en tu vida,
comienza con un entendimiento de quién es Él, cómo opera, cómo puedes entrar en su
comunión. El Espíritu Santo fue enviado no sólo para hacerte sentir bien.
Ciertamente Él hará eso, pero Él es mucho más. Él tiene igualdad en la deidad y
merece nuestra adoración como Dios el Padre y Dios el Hijo. Pero eso es sólo el comienzo. Tu crecimiento
espiritual no es diferente del de un árbol de roble gigante. Tiene que ser
alimentado y nutrido.
Muchas
personas dicen:
«pastor, quiero darle las gracias por presentarme al Espíritu Santo». Yo les
digo «magnífico, ¿qué ha pasado desde entonces?», muchos de ellos contestan
cosas como: «nada realmente, yo sólo recuerdo como era cuando lo conocí»
«¿Por qué crees que no ha pasado nada?-
les pregunto». Me impacta sobremanera cuando me contestan cosas como «Pienso
que yo no sabía qué hacer».
Siempre espero que cada persona que ha
sido presentada al Espíritu Santo responda como yo lo hice. Yo literalmente me
he metido en la palabra y el Espíritu y he absorbido como esponja lo que Él me
ofrece. Me lleva tiempo, cientos y cientos de horas con el Espíritu Santo. Unos
días más manifiesta su presencia que otros, pero no paro de buscarle.
Me doy cuenta de que para mucha gente es
casi imposible encontrar el tiempo para escudriñar y escudriñar las Escrituras.
No puede ningún pastor ungido poner una venda, y poner una unción sobre mí. Eso
sólo viene de un encuentro profundo, personal y privado con el Espíritu Santo.
Y eso crece y continúa con una amistad y comunión que sólo tú puedes
establecer.
Tu
crecimiento en el Espíritu comenzará en el momento que comiences a ver que el
Espíritu de Dios es verdaderamente Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario